domingo, 9 de septiembre de 2012

El día que me sentí "Harry el sucio"


En uno de los muchos cafés que he tomado con mi amigo y compañero de trabajo Hengky Chandrahalim, le pregunté:
-¿Eso que se ve en las películas de ir a una galería de tiro, es tan fácil? Tengo curiosidad por probar a disparar ¿Hay alguna cerca?
Y me contestó:
-Claro! Solo te hace falta llevar el pasaporte, si quieres vamos un día.

Pues dicho y hecho! Un sábado marchamos hacia Dexter, en los alrededores de Ann Arbor, nuestro destino era Mill Creek Sport Center. El lugar tenía apariencia exterior de tienda de deportes acuáticos y pesca, pero en el interior de la tienda, eran visibles unas cuantas docenas de fusiles y armas de fuego variadas, que es lo que nos interesaba.
Tras comentar al dependiente nuestras intenciones, nos hizo firmar un documento donde preguntaban dirección particular y de trabajo, experiencia con armas y si estaba loco o tomaba drogas. El dependiente ni lo miró, simplemente preguntó qué arma queríamos.

Para principiantes, nos recomendó un revólver de calibre 9mm y nos explicó detalladamente cómo usar el arma. Creo que es el mayor pico de atención que he tenido en años!
El resumen de lo que contó: "El arma siempre está cargada, incluso cuando sabes que está descargada"

Esta es la pistola que usamos, si comparan con mi mano (que no es pequeña) verán que el tamaño del cañón es importante. Me recordaba al revolver Magnum .44 (11.2 mm) que utilizó Clint Eastwood en la película Harry el sucio, de ahí el título de esta entrada.


Sinceramente, el arma da bastante respeto una vez cargadas sus siete balas. El primer tiro me pareció sorprendentemente suave (a pesar de los nervios), esperaba más ruido y retroceso. Tras el primero, todo era bastante sencillo y en menos tiempo del que yo pensaba, gastamos las 44 balas.

Aquí tienen un efecto que no me esperaba, la mano se queda realmente sucia, supongo que gran parte de el hollín proviene de manipular el tambor para cargar el revólver.


Las dos dianas que utilicé, las tengo colgadas en el salón (a falta de otra cosa...) Se comenta que disparar a una diana de Osama simplifica los trámites para una futura vuelta a USA, ya veremos...  Además, estoy completamente preparado para un posible ataque zombie, que según parece es algo muy temido en USA.

Tras los disparos, fuimos a comer a mi restaurante favorito (Hibachi grill) y luego a dar un paseo en kayak que es algo completamente opuesto a lo que habíamos hecho por la mañana.



A pesar de lo tranquilo y apacible que es el paseo rio abajo, si quieres llegar a una hora razonable, hay que remar. Y si tu amigo que va en otro kayak rema como si le fuera la vida en ello, pues no me quedó otra posibilidad que remar con ganas.
El trayecto es muy bonito, pero ahora (al final del verano) hay un par de puntos en los que tienes que bajarte del kayak y arrastrarlo sobre el fondo que no es suficientemente profundo. De cualquier forma, merece la pena darse el paseo.

Esta es la crónica de un gran sábado en USA.
Saludos desde Michigan

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